La tradición de regalar a la novia un anillo que constituya que el compromiso para contraer matrimonio data de la Edad Media, cuando la novia solía llevar el anillo sellado (muchas veces con el escudo familiar o simplemente con el sello personal) de su prometido hasta el día de la boda. Actualmente, entregar un anillo de compromiso es una costumbre muy popular en que se recomienda que el novio gaste tres meses de su salario.
Los materiales más lujosos son el oro, oro blanco y platino pues su resistencia es mayor en comparación a otros materiales. La piedra más tradicional es el diamante, en la cual varían los costos dependiendo del corte y del tamaño: el número de cortes depende de la luminosidad que adquiere la piedra al forjarla por lo cual entre más cortes, más brillante será. (El diamante en color negro es una tendencia fuerte.)
También se acostumbra usar algunos otros materiales como el titanio para forjar anillos de compromiso y existen piedras como la esmeralda que han adquirido más aceptación en últimas fechas pues estos le dan un toque juvenil a la novia.
Sea el anillo que sea, lo importante es que representa el amor que se tienen el uno al otro y el gran compromiso con el que dan el siguiente paso en su vida en pareja.
